Cuando iba caminando el pequeño león vio que corriendo venia una jirafa quien al verlo le pregunto: -¿No se supone que deberías estar con tu manada?- y el respondió: -si señora Jirafa, pero salí a conocer los que serán mis territorios- ella le dijo: - ¿Acaso no los conoce ya?, ¿no se supone que desde la altura de la roca sagrada, donde usted vive todo se ve y se conoce?- el pequeño atormentado de tantas preguntas a la vez, respondió: - si se ven señora, pero cuando usted ve un árbol de frutos a lo lejos ¿prefiere quedarse mirándolo o prefiere ir a él?- la jirafa en su afán le pidió permiso al leoncito para pasar y dejo su pregunta con una blanca respuesta.
Más adelante, el leoncito encontró debajo de un árbol a un pato cansado y sediento, y le pregunto: -señor Don Pato ¿se encuentra usted bien?- y el pato muy cordial se puso su sombreo y respondió: - si majestad, simplemente me hice a la sombra del árbol porque aún no llego al lago donde todos los animales se bañan, es el lago más grande y limpio, más lindo y cristalino…- el león asombrado por la respuesta del pato dijo: - Acaso señor don Pato ¿no ve usted que justo en frente se encuentra un lago cristalino y puro, limpio y con la posibilidad de que usted se bañe y sea libre? – el pato pensativo le respondió: -tal vez si sea un buen lago, pero se imagina que dirían los demás si llego a usarlo cuando solo unos pocos se han bañado en él, piense en que algo tan libre no puede ser bueno…- el pato se fue frunciendo el ceño se alejó poco a poco y a pesar de la sed y el cansancio que tenía partió a seguir con la rutina congestionada a la que estaba acostumbrado.
El pequeño confundido con las respuestas que había recibido durante el día se sentó frente al lago y viendo su reflejo en el agua pensaba en que tendría ese lago de diferente a donde todos iban, en eso su reflejo fue opacado por el de una osita pequeña como él, que cada día venía a bañarse al lago, -Hola- lo saludo la pequeña – mi nombre es Sosis, todos los días vengo aquí a tomar un refrescante baño- continuo, el león en su afán por buscar una respuesta a su pregunta le dijo: - ¿Por qué cada día vienes acá y no vas al otro lago como los demás?- ella le respondió: - el otro lago siempre está lleno, allá no puedo nadar libremente y todos hacen lo mismo, yo en cambio aquí tengo la posibilidad de nadar de formas diferentes e inventar algo nuevo todos los días…- antes de que la pequeña osita pudiese terminar de explicarle al leoncito sus razones, a lo lejos escucharon muchos gritos y sonidos de auxilio, todos los animales de la selva venían corriendo hacia este otro lago y ellos no entendían el por qué, de repente uno de los animales que venía corriendo dijo: -en el otro lago vive el cocodrilo más grande que hemos visto tenía unos colmillos de mil metros y podría abrir su boca hasta comerse un árbol de un solo mordisco- miles de animales entraron a aquel lago para refrescarse y durar ahí un buen tiempo pero el pato venia de ultimas debido a sus cortas paticas, llego con la intención de buscar un lugar en el lago pero ya todo estaba lleno, nadie más podía meterse y el sol que había era ardiente y sofocante, muy amable el pequeño león le pregunto por la señora Jirafa y él no le pudo dar información… finalmente la jirafa termino perdida por no conocer donde estaban los mejores árboles y el pato sediento por no aceptar que no existe un solo lago limpio y cristalino.
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