domingo, 18 de octubre de 2015

Fabula open source.

En un gran laboratorio de computo donde convivían todo tipo de máquinas y software, desde portátiles hasta grandes videojuegos, había una pequeña y vieja laptop, la cual tenía problemas cada vez que intentaba utilizar los programas y sistemas operativos más novedosos  de los cuales no sabía nada de su funcionamiento solo intentaba ejecutarlos sin ningún resultado positivo para ella.

Esta laptop quería arreglar los problemas que tenía con todos los software pero para ello debía tener acceso a su código fuente y poder adaptarlo a sus requisitos, al parecer esto le disgustaba mucho a los programas y OS, pues decían que nadie debería ver su código fuente, solo aquellos quienes los crearon tenían acceso a estos el resto solo deberían usar los ejecutables que tenian.

Al pasar el tiempo todos en el laboratorio comenzaron a burlarse de ella y a hacerle bullying debido a que se quedaba congelada muy seguido, todas las otras máquinas le decían que la iban a botar o a reciclar, y todos los software le decían que ya era obsoleta para usarlos.
La pequeña laptop cansada de esto decidió buscar una solución más allá del laboratorio y se conectó a internet donde encontró una comunidad de programas y sistemas operativos que se hacían llamar open source, sin entender muy bien de que trataba le contó de su problema a Linux, un sistema operativo con mucho respeto en esta comunidad, el cual decidió ir hasta el laboratorio a visitarla.

Al llegar Linux al laboratorio se encontró con un ambiente denso donde todos los demás programas lo veían con incredulidad y subestimaban, pues creían que un programa que compartía su código fuente no era más que una burla, ya que este no cumplía con las reglas usuales para crear un software y consideraban el hecho de que tantas personas hayan modificado su código fuente este no iba a tener sentido.

Después de hablar con la pequeña laptop acerca de sus viejos componentes le ayudo a modificar su propio código fuente para poder funcionar sin congelarse, después de varias horas de trabajo junto a Linux por fin terminaron, ansiosa corrió el nuevo sistema operativo. Después de su reinicio la vieja laptop estaba feliz, ya no se congelaba, claramente no era la más veloz de todas las máquinas, pero dejo de ser inútil en el laboratorio y fue a demostrarle a todos los demás que no necesitaba de aquellos programas que se hacían llamar de última generación y que no quisieron modificar sus códigos para ayudarla.

Con esto la pequeña y vieja laptop les demostró a todos que no deben subestimarlo a uno por ser diferente y que el trabajo en equipo es la solución a los problemas.

Por Sergio Losada
 
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